Crónica de una muerte anunciada. Eibar veía ayer cómo el último cine que había cerraba sus puertas. Se acabaron las palomitas, la gran pantalla y todo lo romántico que un cine sugiere. Echando un ojo ayer mismo, me fijé en estas máquinas de venta, con carteles cien por cien cinematográficos. Vaya película...
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